Presentación.-





Eremitorio Emaús, una experiencia ecuménica, eremítica urbana.y hesicasta.

Que tengas mucha paz.


¿Por qué Emaús?


Encontramos en el relato del Evangelio de Lucas, elementos muy significativos que ayudaron a identificar nuestra experiencia eremítica urbana.


En primer lugar, Emaús era un pueblo suburbano que se encontraba en la periferia de Jerusalén, la capital, a unos 11 kilómetros (Lc. 24:13). Nuestra experiencia eremítica, también es urbana. No vamos a la soledad y el silencio del desierto a luchar contra Satanás, símbolo del Mal, como hacían los antiguos ermitaños. Nos instalamos en la periferia de la ciudad, igual que aquellos antiguos monjes, para luchar contra el Mal que, en nuestros tiempos, se expresa a través del consumismo, el individualismo y de la intolerancia entre otras formas.


En segundo lugar, se trata de dos caminantes: los discípulos de Emaús y un peregrino: Jesús. La vida monástica - eremítica si es auténtica, implica un permanente movimiento, un caminar hacia la presencia de Dios (Lc. 24:13.18) pero ese caminar no es solo, siempre se va de la compañía de Jesús aunque no seamos capaces de reconocerle (Lc.24:15-16). Este camino es largo y necesita de la gracia (1Re. 18:7-8) que, para quienes lo recorremos a través de la vida monástica, la gracia se da, fundamentalmente, en la Sagrada Escritura y en la Eucaristía.


En tercer lugar, por medio de las Escrituras, Jesús se revela como el Mesías prometido por Dios (Lc. 24:27). Ella es uno de un elemento fundamental para sustentar la jornada monástica; en la soledad del silencio Dios habla (1Re. 18:11-13) a sus amigos (Ex. 33:11-13).


En cuarto lugar, por medio de la Eucaristía, Jesús se revela como el Mesías que da cumplimiento a las promesas de Dios (Lc. 24:30). La Eucaristía es el otro elemento fundamental para sustentar la jornada monástica, ella es el alimento por excelencia para caminantes y peregrinos que buscan el encuentro con Dios. El Acontecimiento Pascual que allí se conmemora hace nuevas todas las cosas.


Escrituras y Eucaristía, dos cristofanías que se experimentan diariamente en la jornada monástica, las dos al mismo nivel, ninguna es superior a la otra, por eso, en el oratorio de la ermita, ambas se encuentran juntas.


En quinto lugar, la vida monástica rtrmítica no es vivida como marginación de la humanidad o de la Iglesia, no es una separación alienante. La vida monástica es testimonio (Lc. 24:34-35) de que Jesús resucitado recrea la humanidad y el mundo. Ciertamente no desarrollamos una vida pastoral, sin embargo, nuestra vida da cuenta de lo que implica el discipulado cristiano a través de la solidaridad con quienes la necesiten (Mt. 25:34-40).


Sin lugar a dudas, la espiritualidad de Emaús marca significativamente nuestra experiencia.

 

¿Por qué una experiencia ecuménica?

 

Porque al igual que el cristianismo primitivo, en el Eremitorio Emaús no se hace diferencia entre las personas (Hch 10:34). Por lo tanto todas las personas son bienvenidas, no importa la denominación cristiana a la que pertenezcan; comprometiéndonos seriamente en orar y trabajar por la unidad, siguiendo el deseo del Señor (Jn. 10:21).

 

¿Por qué una experiencia eremítica urbana?


Al igual que los Padres y Madres del desierto, las personas que asumimos la vida eremítica, iniciamos un combate espiritual donde se enfrentan los valores del mundo contra los valores propuestos por Jesús Cristo. Individualismo, consumismo, competencia, indiferencia, falta de solidaridad, todo tipo de abusos, están presentes a diario en la ciudad; son los nuevos demonios que, como los antiguos que vagaban por los desiertos y enfrentaban a anacoretas, en la actualidad nos enfrentan a nosotros.

 

La ciudad se transformó en desierto. Por eso nos instalamos en ella.

 

¿Por qué hesicasta?

 

La doctrina del hesicasmo surge con los Padres del desierto a partir del siglo IV. Busca la paz interior en unión con Dios y en armonía con la creación. Se caracteriza por la práctica de la soledad, el silencio y la quietud.

Evagrio Póntico divulgó esta práctica de las personas que llevaban vida eremítica en la iglesia indivisa; práctica que se ha mantenido en el oriente cristiano hasta ahora y que, a partir de los siglos XX y XXI se está retomando en el occidente cristiano.

 

Te damos la bienvenida a nuestro espacio.


P. Julio.

 
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