Vida eremítica en la ciudad (parte 2)

Las ciudades actualmente, al igual que el desierto de antaño, es un lugar de lucha entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia, en la solidaridad y el individualismo, entre el uso responsable de los recursos y el consumismo, entre otras. Quienes optamos por vivir como eremitas en la ciudad enfrentamos a diario estas luchas, y desde estos contextos, comprendemos el lenguaje simbólico utilizado por los escritores antiguos que narraban las luchas de los Padres del Desierto contra las fuerzas del mal. A esa lucha exterior se suma la lucha contra aquellas cosas que son parte de nosotros y que obstaculizan nuestro camino hacia Dios. Para los monjes y las monjas eremitas, a diferencia de quienes viven en comunidad, la soledad es permanente y si en ella no está Dios presente, la invaden los recuerdos, los pensamientos, las fantasías; lo que los Padres del hesicasmo llaman el “vagabundeo de los pensamientos”. La ciudad, entonces, nos enfrenta a una doble lucha, exterior e int...