Comentarios a la Filocalía 2


 

1.     El hombre verdaderamente razonable tiene un solo deseo: creer en Dios y agradarle en todo. En función de esto –y solamente de esto- formará su alma, de modo que sea del agrado de Dios, dándole gracias por el modo admirable con que su providencia gobierna todas las cosas, incluso los eventos fortuitos de la vida. Está, pues, fuera de lugar, agradecer a los médicos por la salud del cuerpo aún cuando nos suministran fármacos amargos y desagradables, y ser ingratos con respecto de Dios por las cosas que nos parecen penosas, sin reconocer que todo sucede de la forma debida, en nuestra ventaja, según su Providencia. Puesto que el conocimiento y la fe en Dios son la salvación y la perfección del alma.

 

El autor nos introduce en el tema de la providencia. Acatar, obedecer, someterse a la Providencia de Dios; pero cuidado! someterse a la providencia no quiere decir resignación, aspecto que muchas personas confunden instalándose en una cierta pasividad que es nociva para el ser humano en todas sus dimensiones: bio – psico – socio – cultural – espiritual.

Las personas cristianas, no podemos resignarnos ante la injusticia, el mal o la opresión. Es necesario revelarse, denunciar, transformar esas situaciones. Pero esto, nada tiene que ver con la providencia divina.

Dios cuida de cada persona. Dios provee. Y aquí volvemos al tema del discernimiento. Se puede hacer un buen uso o un mal uso de lo que
Dios, en su generosidad, nos ha dado. Algunos ejemplos concretos:

-         Dios creó el agua por la cual se sostiene la vida, tanto en el reino animal como en el reino vegetal, fundamental para la sobrevivencia de las diferentes especies; sin embargo, no siempre el ser humano hace un buen uso de este recurso que Dios provee para la vida. El agua potable en muchos casos se derrocha. El agua de los océanos se contamina. En muchos lugares las sequías azotan regiones enteras, disminuyendo los cauces de ríos y arroyos y retrasándose las lluvias a consecuencia de la tala indiscriminada de árboles. Las consecuencias que estas situaciones tienen sobre la vida humana y de otras especies nada tiene que ver con la providencia de Dios sino con las negligencia humana que, por acción y omisión produce estas situaciones.

Producto de una fe mágica, es el “dios titiritero”. Esperamos de la providencia de Dios que las personas pobres superen su situación, que las personas enfermas sanen, que las guerras cesen, que las inundaciones retrocedan … pero nada de esto es acción de Dios sino consecuencia de nuestros actos; hay personas pobres, o mejor dicho empobrecidas, porque otras concentran más bienes de los que necesitan y no practican la solidaridad; hay personas enfermas porque se contamina el medio ambiente, se promueve una alimentación inadecuada, se invierte en armamento en lugar de salud; hay guerras porque los seres humanos las provocamos; hay inundaciones producto del cambio climático que es consecuencia de la falta de cuidado por el medio ambiente.

Ciertamente, Dios tiene el control sobre todas las cosas dirigiendo la creación hacia su destino final (1Co. 15:28), pero la soberanía de Dios no violenta la libertad humana; libertad producto de nuestro discernimiento.

Podemos concluir como aporte a quienes se están iniciando en la práctica hesicasta, que el seudo Antonio señala la necesidad de alinear el pensar, sentir y actuar al proyecto de Dios; con apertura y disponibilidad a colaborar con Dios; discerniendo entre lo bueno y lo malo; transitando de una fe mágica a una fe crítica; con agradecimiento por su providencia que  brinda todo lo necesario para ser aquellas personas que Dios proyectó.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Regla Monástica del Eremitorio Emaús